En el Día de los Derechos Humanos, WWF Ecuador reafirma su compromiso con la construcción de un modelo de conservación que sea inclusivo, equitativo y profundamente respetuoso de los derechos humanos. En un mundo donde la crisis climática, de pérdida de biodiversidad y contaminación exacerban las desigualdades sociales, proteger la naturaleza trasciende lo ambiental y se convierte en un imperativo ético y una responsabilidad compartida. Este enfoque integrador, que busca garantizar un futuro sostenible para todas las personas, guía cada una de las acciones de WWF Ecuador.
Desde las comunidades rurales hasta los espacios urbanos, la conservación cobra sentido cuando se construye de manera colectiva. Las mujeres, por ejemplo, enfrentan día a día los efectos de un clima cambiante que amenaza sus medios de vida. Sin embargo, muchas de ellas lideran procesos transformadores que incluyen la restauración de ecosistemas y la adopción de prácticas agrícolas regenerativas. Con su trabajo, no solo preservan la biodiversidad, sino que fortalecen las economías locales y resignifican lo que es hacer conservación desde una perspectiva inclusiva.
En los territorios más biodiversos del planeta, los pueblos indígenas, con su profundo conocimiento ancestral, desempeñan un papel crucial en la protección de bosques, ríos y océanos. Sin embargo, su labor no está exenta de desafíos: amenazas como la deforestación y los impactos del cambio climático afectan desproporcionadamente sus territorios y modos de vida. WWF Ecuador trabaja junto a estos pueblos para respetar su autodeterminación, fortalecer su gobernanza y reconocer sus saberes tradicionales como herramientas fundamentales para la sostenibilidad.
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A su vez, la juventud se ha convertido en un motor de cambio transformador. Desde el activismo hasta la innovación tecnológica, los jóvenes están tomando la iniciativa para abordar los desafíos ambientales con ideas frescas y energías renovadas. WWF Ecuador fomenta su liderazgo, reconociendo que sus voces son esenciales para construir un futuro resiliente. Paralelamente, el trabajo inclusivo también abarca a las personas con discapacidades, eliminando barreras y destacando la diversidad como una fortaleza para enfrentar los retos ambientales y sociales de nuestro tiempo.
Un ejemplo reciente de este compromiso es el lanzamiento del Plan de Acción de Género del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), liderado por el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) con el apoyo de WWF y otras organizaciones. Este plan establece un marco integral para integrar la equidad de género en la gestión de áreas protegidas, eliminando barreras como la discriminación y la violencia de género. Más de 100 participantes, entre personal técnicos administrativo y guardaparques —tanto hombres como mujeres—, contribuyeron al desarrollo del plan a través de talleres participativos, diagnosticando desigualdades y diseñando soluciones concretas.
A largo plazo, este esfuerzo no solo busca mejorar las condiciones laborales de las mujeres que forman parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, sino también fortalecer la gobernanza, promover la inclusión y destacar el papel esencial de las mujeres en la conservación. Este enfoque responde a compromisos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, el Acuerdo de Escazú sobre acceso a la Justicia Ambiental situando a Ecuador como un referente en la integración de la equidad en políticas ambientales.
En la agenda de jóvenes, un ejemplo de nuestro esfuerzo por hacer una conservación que pone en el centro a los derechos humanos es el “Congreso de Organizaciones Juveniles de Sucumbíos” que se celebró en Lago Agrio en noviembre de 2024 con el objetivo de avanzar en una agenda de políticas públicas que haga de la Amazonía un territorio sostenible. Este evento fue un esfuerzo conjunto entre los colectivos juveniles, WWF, ACNUR, Acción Diversa y el Gobierno Provincial de Sucumbíos. Como resultado, se entregó el “Acuerdo de Agenda Juvenil por la Acción y el Cambio" a las autoridades parroquiales, cantonales y provinciales, a través de la firma de un compromiso mutuo, entre las juventudes y las autoridades, para avanzar con una agenda de transformación para la Amazonía Norte.
La conservación, en su esencia, no es solo un tema ambiental; es un derecho humano fundamental que nos conecta a todas las personas. Proteger la biodiversidad significa defender la vida misma, garantizar la dignidad de las personas y construir un legado sostenible para las generaciones futuras. Para WWF, la conservación no es un privilegio reservado a unas pocas personas, sino una responsabilidad compartida que exige la acción colectiva. Juntos y juntas, podemos transformar la conservación en una causa que beneficie tanto a la humanidad como al planeta, asegurando un futuro donde nadie quede atrás.