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Conversamos con Paul Arias Guevara, Director Ejecutivo de Fundación CRISFE






1. ¿Cómo ha sido y cómo será el rol de las ONG para enfrentar la pandemia y la post-pandemia?


Las ONG forman espacios de colaboración, expansión y participación con empresas públicas y privadas, con otras instituciones sin finalidad de lucro y con la sociedad en general, el rol fundamental de estos organismos se centra en la gestión oportuna de atención a las problemáticas sociales y grupos de interés prioritarios.


La pandemia del Coronavirus, que se ha expandido con rapidez en gran parte del mundo, suma más cifras de contagios y personas fallecidas a causa de la enfermedad, la cual ha afectado profundamente a nuestro país y sobre todo a la región. Las consecuencias rebasan el ámbito sanitario, provocando cambios drásticos en la economía, en las relaciones interpersonales, la vida cotidiana, la consecución y mantenimiento del sistema educativo, por no decir más del ámbito político y cultural. El COVID 19 originado en la ciudad china de Wuhan a mediados del mes de diciembre de 2019, suma más de 39,9 millones de casos y supera el millón de muertos en todo el mundo, según los últimos datos proporcionados por la OMS, sin duda ahora vivimos la mayor pandemia de los últimos 100 años.


Las repercusiones sociales de esta pandemia no se parecen a ningún otro fenómeno social que haya afectado al mundo, nada en tan poco tiempo a diferencia de las guerras, ha dejado a miles de familias sin empleo, sin oportunidades de acceso a la educación, brechas tecnológicas inalcanzables, pues el que tiene acceso da continuidad al trabajo, la productividad y los estudios, mientras que los grupos más afectados como los niños, las personas con discapacidad, los adultos mayores y las personas que no poseen ingresos resultan mermados por el avance de la enfermedad.


Este rol de las ONG de atención oportuna a estos problemas de la sociedad, compromete que los programas desarrollados y los recursos en gran medida sean destinados a dar continuidad a aquellos objetivos que generan movilidad social, que generen valor agregado para la reinvención de las acciones, y que generen soluciones para los problemas sanitarios y de índole social que trajo consigo esta pandemia. Ahora más que nunca trabajar en red funciona, perseguir objetivos comunes y cuidar la eficiencia de los recursos para llegar mejor y a un número mayor de personas.


2. ¿Cuál es la importancia de las alianzas entre las organizaciones de la sociedad civil y el sector empresarial para enfrentar la crisis actual?

Las redes de organizaciones sociales, las alianzas entre las ONG y la empresa privada representan mejores maneras y más eficaces de intercambiar información, articular esfuerzos solidarios, facilitar procesos de aprendizaje entre diferentes organizaciones y actores de la sociedad.

No solo son importantes las alianzas entre la sociedad civil y los empresarios, sino también los acuerdos público-privados. Para lograr asertividad, las organizaciones, de cualquier naturaleza, requieren enfoque. Cada una, desde sus competencias, puede articularse con otras de diferente especialidad y trabajar colaborativamente en proyectos integrales que las beneficien a todas. Se ha comprobado, gracias a los retos impuestos por esta pandemia, que los equipos multidisciplinarios están en capacidad de gestionar desafíos más complejos, precisamente por la diversidad de sus miembros en todos los ámbitos; lo propio ocurre con las organizaciones.

La respuesta del sector privado ha sido contundente en el contexto de la crisis, que, desde una perspectiva positiva, en realidad es una oportunidad. No se recuerda a ciencia cierta, que las alianzas público-privadas hayan tenido tanto éxito como ha ocurrido en el escenario actual. Diferentes iniciativas son tan efectivas que han llegado a determinar modelos de gestión y políticas de transparencia que fácilmente pueden ser adoptadas por cualquier institución pública o privada.


3. ¿Cómo ha sido la experiencia en torno a su participación en la iniciativa Sumar Juntos? ¿Cuáles han sido los principales aprendizajes?

Pese a que nuestra experiencia con relación a proyectos sanitarios, evidentemente, ha sido limitada, hemos encontrado mecanismos efectivos para activar redes a gran escala. La percepción de que el sector empresarial es enemigo del gobierno ha evolucionado positivamente, y me atrevería a decir que, al menos en las ciudades grandes, esta percepción se ha transformado para bien. Por ejemplo, hemos marcado el precio de una gran cantidad de insumos para que, en términos de negociación, se beneficie el Ministerio de Salud Pública (MSP), las Universidad que han ejecutado proyectos de diagnóstico, y otros actores importantes. Las universidades que han dispuesto sus laboratorios de biología molecular para procesar los exámenes con la técnica genética RT-PCR, lograron definir precios accesibles para la población, y están colaborando significativamente con los hospitales del MSP, atendiendo a los pacientes que necesitan el examen.

Por otro lado, se ha equipado a las UCIs (Unidades de Cuidados Intensivos) de los principales hospitales del país, y se ha colaborado con un proyecto especial para reparar ventiladores mecánicos, que se encontraban averiados en las bodegas de los hospitales públicos. Con una inversión promedio de $ 2.500 por unidad, se ha logrado reparar más de 100 equipos.

En resumen, las oportunidades para innovar en estos esquemas de cooperación son realmente significativas, y esta crisis nos ha presentado escenarios tan complejos que, de otra forma, habría siso imposible evitar que la pandemia cause más estragos.

4. ¿Qué recomendaciones puede dar para aprovechar y potenciar las alianzas en el Ecuador?

Desde mi rol, como director de una ONG, promoveremos incentivos para que las organizaciones sociales desarrollen proyectos en conjunto (trabajo en red), se fortalezcan mutuamente, y encuentren mejores oportunidades de sostenibilidad.

Es importante que, desde el Estado ecuatoriano en todas sus instancias, se promuevan políticas a largo plazo, que se mantengan pese a los cambios de gobierno. Esto dará lugar a que el sector privado, las organizaciones multilaterales y las organizaciones sociales en general, gocen de mejores condiciones para desarrollar programas que se mantengan en el tiempo y generen impacto.


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