1. ¿En qué contribuye la conservación ambiental para el desarrollo del país? y ¿cuál es la relevancia que se le ha dado y se le sigue dando?
El desarrollo de un país depende en gran medida del cuidado que éste dé a sus recursos naturales. La sostenibilidad de los recursos naturales está profundamente ligada al desarrollo a largo plazo de sus sociedades. El cuidado del ambiente es una actividad cada vez más internalizada en las sociedades humanas. Ecuador no es la excepción. Quienes trabajamos en conservación de la biodiversidad desde inicios de los años 90 podemos ver el cambio. Ahora las nuevas generaciones demandan un planeta y un ambiente sano, próspero y sostenible. Y lo más interesante es que la sociedad, en su conjunto, se considera responsable de lo que sucede en el planeta. Sin embargo, en la práctica, aún falta mucho por hacer. Está pendiente de que seamos consecuentes con lo que decimos y que hagamos más de lo que las leyes nos demandan. Todos los sectores tenemos la responsabilidad de procurar un ambiente sano para quienes vivimos hoy y para quienes vendrán.
Es clave que nuestro país fomente un desarrollo a largo plazo y que incluya de manera adecuada las dimensiones ambiental, social y económica. Debemos tomar en cuenta la creciente necesidad de acción en respuesta al cambio climático, lo cual implica que la conservación (en su amplio espectro) es el camino para poder proteger un patrimonio y un activo fundamental para que Ecuador (y en general todos los países con potencial considerable de biodiversidad) sea un actor clave en la transformación global de procesos tan importantes como la producción de energías limpias y renovables, la producción de alimentos de forma sostenible (con enfoques como la agroecología, por ejemplo), la gestión de los recursos hídricos, el desarrollo de infraestructura sostenible ambiental y socialmente, etc.
En cuanto a la contribución de la empresa privada en este cometido, es oportuno revisar los estándares corporativos vigentes. Si Ecuador quiere ser un país competitivo a nivel internacional no puede ignorar el aspecto ambiental en la gestión social y de buen gobierno así como una mayor transparencia en los reportes de impacto en sostenibilidad, enfocados en los ODS y otros estándares.
2. ¿Cuáles serían los temas prioritarios para conseguir un mejor nivel de conservación desde la articulación multisectorial?
En The Nature Conservancy reconocemos que el destino de la naturaleza y el destino de la gente están ligados fuertemente. Con frecuencia, las soluciones para proporcionar suficiente energía, alimentos, agua y otros recursos para sostener a una creciente población se encuentran a expensas de la naturaleza. Los recursos se agotan, se degradan los hábitats, e incalculables y valiosas plantas y animales se extinguen. A su vez, un ambiente dañado puede exacerbar la escasez de alimentos y de agua y provocar condiciones de vida no saludables, así como incrementar la vulnerabilidad a las inundaciones y a las sequías.
El planeta enfrenta una doble crisis por el rápido avance del cambio climático y la pérdida de biodiversidad y el plazo es corto para abordar estas amenazas. En respuesta, nos hemos comprometido con los Objetivos de Desarrollo 2030, que constituyen un ambicioso plan para garantizar un planeta próspero, para las personas y para la naturaleza.
Nos hemos enfocado en cuatro prioridades: Hacer frente al cambio climático; Proteger los bosques, los océanos y los ríos; Producir alimentos de forma sostenible; Construir ciudades saludables.
Toda la sociedad tiene un papel que cumplir. Entendiendo la “articulación multisectorial” como plataformas colaborativas que proponen acciones conjuntas, las ventajas que ellas representan están en que:
Pueden remplazar o complementar una acción institucional o de gobierno que puede ser lenta o inadecuada.
Permiten capitalizar sobre los esfuerzos colectivos, evitando duplicar esfuerzos y respondiendo a problemas comunes con soluciones conjuntas.
Conectan los temas prioritarios de conservación con actores clave como la empresa privada. Para ello es importante revisar sus impactos sin limitarse a reparar o hacer el menor daño posible. Hay mucho por conservar y todo es importante. Vale la pena que el sector privado empresarial haga sus análisis internos (de impacto, de conciencia, y también de continuidad del negocio según los escenarios ambientales futuros), que compense y prevenga lo malo, y se comprometa a dar “un poco más” adoptando, por ejemplo, causas que pueden ser más cercanas a sus valores (en el Ecuador los fondos de agua son una excelente opción).
Es indispensable que en esos escenarios de convergencia de múltiples y diversos actores haya un lugar preponderante para las voces, opiniones y acciones de las comunidades indígenas, poblaciones rurales, colectivos ciudadanos, ONG y la academia. Eso significa también el ejercicio de reconocer unos saberes que tienen mucho que aportar al diálogo y a la construcción de estrategias para la conservación.
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