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Conversamos con Patrice Poitevin, Cofundador CCEAC


1. ¿Nos debería servir de consuelo la afirmación de que en todas partes hay corrupción?

Es una realidad que de ningún modo debería consolarnos, la sociedad ha cambiado mucho, cada vez hay más gente que demanda un mundo libre de corrupción, hay más titulares sobre este tema, hay más políticos haciendo propuestas para combatirla, más organizaciones de la sociedad civil impulsando la ética.

La necesidad de atender esta problemática, tiene más relevancia que antes. El mundo demanda juego limpio, justicia, previsibilidad, que la competencia sea ética, en igualdad de condiciones. La corrupción es un mal que afecta tanto a los países desarrollados como a países en vías de desarrollo.

Muchas veces la gente puede parecer estar resignada, sin embargo detrás de este aparente sentimiento de derrota, hay rabia e indignación, lo que significa que la gente no acepta la corrupción como una realidad sin remedio.

2. ¿Cuál es el rol del gobierno, el sector privado y la academia en la lucha contra la corrupción?

El sector privado, puesto que vivimos en un mercado global, está constantemente recibiendo presiones de todas partes, para que su gestión sea más ética y transparente. Además, requiere entornos saludables y predecibles para prosperar, necesita reducir sus riesgos, y la corrupción atenta contra estas necesidades. Cada vez más multinacionales reconocen que deben mejorar sus políticas de ética y cumplimiento, porque se han dado cuenta que les cuesta más dinero no ser éticos. Esta manera de pensar, evidentemente genera un impacto y una presión que se traslada a su cadena de suministro.

El gobierno en cambio, tiene la presión de la sociedad civil. Cada vez es más común, en los procesos electorales alrededor del mundo, que los candidatos se sientan presionados para hablar y realizar propuestas en torno a la corrupción. Es más, no abordar este tema, puede llegar a ser perjudicial para las aspiraciones políticas.

Finalmente, el rol de la Academia es el de generar espacios de acercamiento y relacionamiento entre el sector público y el privado para trabajar en iniciativas conjuntas, educar en valores, y generar herramientas de gestión que permitan la lucha contra la corrupción, tanto para los dos sectores como para sí mismos. No hay que olvidar que es importante Liderar con el ejemplo.

3. ¿Qué deberían hacer las organizaciones para erradicar la corrupción en su interior?

Este es un tema muy complejo que no tiene una sola respuesta. No basta con hablar al respecto, sino que se necesita hacer algo al respecto. Lo que alimenta un ambiente de corrupción es la cultura de la organización, porque se pueden tener políticas fantásticas, códigos de ética, declaraciones de valores y principios que la gente firma y memoriza, pero si la cultura organizacional favorece la corrupción, ese código de ética no sirve.

El cambio no es de la noche a la mañana. La organización debe demostrar activamente su compromiso con el cambio, con la construcción de una cultura basada en la ética. Promoviendo y recompensando a quienes mantienen un comportamiento ético, a quienes identifican y denuncian malas prácticas y también castigando de manera ejemplificadora la corrupción en todos los estamentos de la organización, más aún cuando ésta involucra a altos directivos. Es decir, se debe demostrar que todas estas declaraciones de ética son reales y se cumplen.

4. La transparencia es un mecanismo anticorrupción, pero muchas organizaciones la temen. ¿Cuál cree que son las causas? ¿Cuáles son los beneficios de ser transparente?

En muchos de los casos, las organizaciones tienen miedo de estar bajo una lente que exponga sus mecanismos de control poco eficientes, sus malas prácticas o su poca rigurosidad en ciertos temas, sus equivocaciones en definitiva. Parte del ejercicio de la transparencia es asumir lo que no estamos haciendo bien, con el fin de ponernos a trabajar para remediar nuestros errores.

La transparencia nos ayuda a comunicar el mensaje, a que se visibilicen los pequeños pasos que estamos haciendo para mejorar. Ayuda a que la gente recupere la confianza.

La poca transparencia puede poner en riesgo la operación de una organización, no solamente por temas legales o reputacionales, sino por temas de gobierno corporativo, productividad y relacionamiento. Una organización transparente es una organización que no tiene nada que ocultar. Una organización que no promueve el comportamiento ético, está promoviendo el comportamiento antiético, y eso tarde o temprano, le va a pasar factura. La corrupción al principio suele parecer rentable, pero al largo plazo perjudica inevitablemente la sostenibilidad de la empresa.

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