En los últimos años, los países latinoamericanos han atravesado por una importante reducción de sus presupuestos ocasionada principalmente por la crisis mundial del 2008, lo que ha impactado fuertemente su capacidad productiva. Entender la trayectoria de las pequeñas y medianas empresas (pymes) es clave para conocer y analizar el papel que juegan en el tejido productivo y su potencial crecimiento en una economía globalizada. Se estima que representan el 99% del total de empresas no financieras y generan el 70% de trabajos en la región; por lo que son un elemento crucial para el desarrollo económico y social de Latinoamérica (Enríquez, 2015.). Sin embargo, para transformar a las pymes en dinamizadoras del crecimiento y verdaderos agentes de cambio, es importante identificar los principales problemas y desafíos que limitan su competitividad. Dentro de estos, se destacan el entorno institucional, la falta de innovación que puede cerrar las puertas a mercados externos, la carencia de capital humano capacitado, el acceso al financiamiento y la inexistencia de articulaciones productivas y el control sobre sus cadenas de valor.
Hoy por hoy, el mundo está presenciando un gradual cambio de comportamiento en los consumidores. Los consumidores son cada vez más conscientes y mejor informados sobre los procesos productivos detrás de los bienes o servicios que compran, lo que ha forzado a las empresas a incluir a la sostenibilidad como una estrategia diferenciadora de sus negocios. No obstante, como se mencionó antes, las pymes atraviesan por una serie de obstáculos que entorpecen su crecimiento y su capacidad para transformarse en empresas responsables. Para comenzar, uno de los principales pasos para promover la productividad debería estar encaminada a propiciar marcos regulatorios más agiles, que ayuden a la creación de más empresas en menor tiempo.
En cuanto a la falta de innovación, las cifras son desalentadoras: según datos que muestra la UNESCO, la mayoría de países latinoamericanos invierten en innovación un promedio de 0.5% de su PIB, porcentaje considerablemente bajo comparado con otras regiones. Asimismo, una de las dimensiones para medir la productividad de una empresa se relaciona con la dotación de una fuerza laboral adecuadamente formada; esto no solo afecta a los bajos mandos de las pymes sino también a la alta dirección pues muchas veces presentan carencias gerenciales, de gestión de calidad, de incorporación de tecnología e innovación. Dicho esto, es preciso entonces que los países latinoamericanos propicien contextos económicos e institucionales que fomenten la innovación, ayuden a las pymes a fortalecer el capital humano, impulsar buenas prácticas (ambientales y laborales), facilitar la cooperación entre empresas para aumentar la eficiencia y a controlar de mejor manera sus cadenas de valor alineándolas a sus valores y prioridades.
Es importante también la ampliación de fondos públicos y privados tanto nacionales como internacionales que ofrezcan capacitación continua y apertura de nuevos mercados a las pymes de Latinoamérica. En esta línea, CBI (Centre for the Promotion of Imports from developing countries) reconocida agencia adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda, con más de 40 años de experiencia dedicada a fortalecer las capacidades productivas de pymes en países en desarrollo, solicitó el apoyo de CERES para capacitar en RSE y sostenibilidad a empresas participantes del programa EXPORTA PAÍS de ProEcuador.
Dada la experiencia de CERES en promover la dirección de los negocios de una manera responsable, justa y sostenible y sobre todo por los resultados alcanzados por el equipo, lideramos el mismo proyecto en Bolivia con el sector de la chía (2015) y en Perú con empresas de distintos sectores (2016), cubriendo mayormente la región andina. El principal papel de CERES en estos tres proyectos fue acompañar a las pymes en el proceso de identificar posibles riesgos en el ámbito laboral, ambiental y social para gestionarlos adecuadamente y así poder responder adecuadamente a las nuevas expectativas de sus distintos grupos de interés. Para el programa en Ecuador, CERES contó con el apoyo continuo de ProEcuador, institución encargada de elegir a las empresas participantes y de apoyar en aspectos logísticos y de coordinación. El proyecto tuvo una extensión de 8 meses y contó con dos fases principales; un primer módulo enfocado en introducir a las empresas en el mundo de la RSE en el cual se asesoró a las empresas para realizar su autodiagnóstico en el sistema CERES-Ethos para que puedan visualizar dónde se encuentran posicionadas en temas de gestión ambiental, social y laboral; y un segundo módulo enfocado a determinar objetivos estratégicos en temas críticos para cada empresa para que puedan tomar acciones concretas que permitan gestionar correctamente posibles riesgos y oportunidades. Al final del programa, un 76% de empresas lograron cumplir con todos los requisitos gracias al apoyo de CERES.
En Bolivia, a finales del año 2015, 11 empresas del sector de la chía tuvieron la oportunidad de participar en el programa de RSE; como producto final debían entregar un plan de acción de RSE el cual se implementaría a principios del 2016. Durante la primera fase, el equipo de CERES se concentró en entrenar a las empresas en conceptos básicos de RSE Asimismo se realizó una auditoría in situ para cada empresa en la cual se conoció la realidad de las empresas. La segunda fase estuvo orientada a realizar un plan de acción de RSE con el afán de que las empresas tengan un enfoque más estratégico y claro de las acciones por implementar en el ámbito social, ambienta, laboral y económico. Como resultado final, el 100% de las empresas participantes entregaron sus planes de acción al finalizar el programa.
Durante el año 2016, CERES arrancó el proyecto en Perú, durante el cual se contó con el apoyo de Promperú (Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y Turismo), institución que apoyó en la logística y coordinación durante el programa. Contamos con 6 sectores productivos (ingredientes naturales, cosméticos naturales, acuacultura, café, cacao y textil) los cuales sumaban 50 empresas en total. Para este proyecto se contó con tres fases: una primera de introducción y autodiagnóstico, una segunda para la realización del plan de acción y una tercera de seguimiento.
Para la primera etapa el equipo de CERES se apoyó en la plataforma E- Learning creada por CERES y concebida para masificar los conceptos de RSE en el sector privado y público; asimismo contamos con el apoyo de un consultor experto que impartió dos talleres presenciales en 3 ciudades de Perú para que mediante un estudio de materialidad las empresas puedan enfocar estratégicamente sus esfuerzos. Para la segunda fase de proyecto, se contó con la plataforma CSR Roadmap de CBI, misma que sirvió a las empresas en el autodiagnóstico de su situación en temas de RSE. Luego de un análisis de los resultados, el equipo de CERES pudo identificar riesgos y oportunidades constantes, que si bien difieren un poco por sector, estos se traducen en:
1. Ambientales: cumplimiento de regulaciones ambientales, gestión responsable de residuos y agua, limitación de gases de efecto invernadero.
2. DDHH: pago de salarios justos, relaciones laborales estables, trabajo infantil, horario de trabajo decente.
3. Prácticas laborales: salud y seguridad, desarrollo y formación.
4. Buena gobernanza: uso de código de conducta, política anti corrupción.
5. Cadena de suministro: evaluación de proveedores, trazabilidad de la materia prima, promoción de RSE.
En el sector de ingredientes naturales se detectó que el 65% de las empresas deben gestionar sus riesgos ambientales y de buena gobernanza; en el sector de cosméticos naturales se identificó que el 67% de las empresas igualmente deben gestionar riesgos de gobernanza; en cuanto al sector cacaotero, el 70% de empresas presentó riesgos ambientales y el 58% riesgos en derechos humanos; el 100% de las empresas de acuicultura presentaron riesgos de buena gobernanza y el 75% presentó riesgos ambientales; el sector cafetero presenta riesgos de buena gobernanza y ambientales; mientras que el sector de textil debido a la naturaleza de su negocio, presenta riesgos ambientales, de derechos humanos y de impacto en las comunidades locales. Por último, en la tercera fase se realizó una reunión final en Lima, Huancayo y Cusco para pulir el plan de acción y el brochure de comunicación y posteriormente se compartieron herramientas que facilitan el proceso de implementación. Al finalizar el programa, los resultados fueron positivos considerando que el 86% de las empresas participantes entregaron sus planes de acción y afiches de comunicación.
Después de haber liderado el proyecto en los tres países antes mencionados, el equipo de CERES evidenció problemáticas latentes en las empresas tanto de Ecuador, Bolivia y Perú. En primer lugar, el poco personal capacitado fue un limitante durante todo el programa pues a pesar de que muchos de ellos mostraban real interés en el programa, presentaron algunos problemas al momento de entender conceptos y aplicarlos en su plan de acción; lo que pudimos afrontar poniendo énfasis en las empresas que más lo requerían. Igualmente, es importante mencionar que CERES tuvo que hacer un riguroso seguimiento a empresas que no estuvieron muy involucradas para alcanzar los resultados que obtuvimos, lo que demuestra que aún existe desconocimiento de la retribución económica que puede tener una gestión adecuada de riesgos y oportunidades.
En cuanto a las buenas prácticas laborales, el empresariado aún desconoce las ventajas de la misma; por ejemplo, dentro de los programas pudimos identificar que un buen número de las empresas participantes no ofrecían a sus colaboradores contratos fijos que den estabilidad laboral, lo que ocasiona un gran porcentaje de informalidad y un alto porcentaje de rotación; repercutiendo negativamente al clima laboral de las empresas. Por último, uno de los riesgos presentes en la gran mayoría de empresas participantes fue el poco control que poseen sobre sus cadenas de valor, pues no evalúan a sus proveedores en materia de RSE, desconocen la trazabilidad de su materia prima y no promocionan la RSE en sus proveedores; ante esto, el equipo de CERES sugirió tomar acciones pertinentes para que sus proveedores se alineen a las prioridades y valores de las empresas.
Resulta evidente el potencial que representan las pymes al ser fundamentales para el sistema productivo latinoamericano. Sin embargo, es necesario que además de la dimensión ética que tiene la Responsabilidad Social, la alta dirección considere parte de su estrategia corporativa a la gestión de temas ambientales, sociales y laborales como una forma de aumentar la productividad y competitividad de sus empresas. Es importante el apoyo continuo de instituciones públicas, de organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y de empresas con experiencia en este campo, para que de esta forma las pymes latinoamericanas puedan desarrollar habilidades gerenciales que respondan a la coyuntura mundial. De esta forma, programas enfocados en el fortalecimiento de capacidades técnicas y gerenciales son claves para el desarrollo económico y social de los países latinoamericanos.
Fuentes:
Enríquez, C. (2015, 15 de julio). En América Latina el 99% de las empresas son pymes
Revista Líderes. Recuperado de http://www.revistalideres.ec/lideres/america-latina-cifras-empresas-pymes.html
Gasto en investigación y desarrollo (% del PIB).2014. Recuperado de http://datos.bancomundial.org/indicador/GB.XPD.RSDV.GD.ZS